El logo de una empresa es su cara, más allá de sólo ser una herramienta para comunicar su nombre.
Con el tiempo, y mucha inversión en posicionamiento, el público lo logra identificar y asociar con una serie de valores que la empresa representa para ellos y ellas.
Es normal que después de pasados algunos años una empresa decida o incluso vea la necesidad de renovar su imagen, esto puede suceder por diversas razones entre las cuales encontramos una expansión en otros mercados o áreas, cambios estructurales o de administración, modificaciones importantes a su producto o servicio, entre otras.
En cada caso la empresa puede considerar si van a hacer un cambio leve, medio o drástico a su identidad corporativa. Sin embargo hay que tomar en cuenta que estos ajustes no se deberían tomar a la ligera ya que pueden perder el posicionamiento ganado en el pasado.
A pesar de que esos cambios o ajustes también pueden ser buenos en los últimos años hemos estado viendo una tendencia por seguir un mismo estilo visual cuando realizan un rediseño de marca. Principalmente en el área de la tecnología.
Esto es muy lamentable, ya que las empresas han ido perdiendo su personalidad y nos estamos enfrentando a un mundo de muchas caras gemelas.
Y pues bueno, parece que ahora le llegó la hora a Uber.